domingo, 13 de junio de 2010

PEDAGOGIA DEL SILENCIO por Juan Pomponio


























En nuestro sistema educativo, salvo excepciones, estamos acostumbrados a exigir silencio, gritamos pidiéndolo y algo que es mucho peor: amenazamos a los estudiantes para lograr ese silencio tan necesario para poder dar una clase. La eterna lucha cotidiana entre docentes y estudiantes desgasta, provoca el roce, la agresión mutua. Lamentablemente a través de semejantes métodos el silencio que se logra es forzado, no surge desde la comprensión, entonces nunca podrá existir verdadera comunicación. Se torna prácticamente imposible educar desde mentes que se encuentran perturbadas por el caos que funciona dentro de un aula. La revelación ocurre cuando comenzamos a mostrar el valor del silencio desde la práctica con los estudiantes.

En la educación, la enseñanza del silencio es una herramienta poderosa para elevar el crecimiento interior del grupo; con ella se mueven resortes invisibles, llega el autoconocimiento, el cerebro funciona desde otra frecuencia, surge la observación de sus propios planos emocionales, mentales y espirituales. Los estudiantes dejan de ser sólo un examen y una nota numérica para aprobar el año. "El silencio, la meditación, la actitud contemplativa son el inicio de la sabiduría". Y cuando los estudiantes prueban el sabor del silencio abren mundos e infinitas posibilidades, se contactan con una realidad interna de búsquedas, nace la reflexión, surgen cuestionamientos, aparece la comunión entre docentes y estudiantes a partir del uso de la inteligencia. Se enciende una llama que no se apagará jamás. Dentro del aula el silencio engendra una energía refrescante, renovadora. Los estudiantes experimentan sensaciones profundas, en cada uno se revelarán misterios que sólo desde ese lugar pueden ser indagados. Resortes invisibles se mueven, llega el autoconocimiento, el cerebro funciona desde otra frecuencia, surge la apreciación de aquellos planos emocionales, mentales y espirituales. Los estudiantes dejan de ser sólo un examen y una nota numérica para aprobar el año. El silencio es el comienzo de la propia verdad. Al movernos desde ese espacio nace el AMOR. La sabiduría es amor. Un sistema educativo basado en esta premisa fundamental eleva e inspira a los alumnos para que estudien, incentiva la lumbre del conocimiento, ya no estudian por una simple nota para aprobar una determinada materia, estudian porque es una cuestión de crecimiento personal. Nadie les impone nada, el docente sólo será su guía. Nosotros como parte de una sociedad que se encuentra bastante complicada en diferentes niveles, tenemos que asumir el compromiso de transformarnos y así lograrlo con la educación. El cambio siempre comienza por uno mismo.


Al crecer como individuos lo haremos hacia una vida de mayor armonía, realidad que no se ve reflejada en el sistema educativo actual. Es importante aprender matemáticas, indagar sobre la historia del mundo, saber de geografía, adentrarnos en la literatura y demás materias impartidas, pero si nos quedamos trabajando desde esa porción, nuestra enseñanza será incompleta. La práctica cotidiana del silencio no sólo transformará a los estudiantes, también lo hará con los docentes porque ellos se encuentran en idéntica realidad. El nivel del pensamiento en el aula se verá elevado, acrecentará el entendimiento emocional y dará equilibrio a la espiritualidad.

En tantos años de experiencias de "silencio" en diferentes escuelas y universidades de América del Sur, he comprobado la necesidad imperiosa que tiene la educación por un atisbo de paz. Estudiantes y docentes se encuentran varados en el mismo barco. Durante las meditaciones he visto toda clase de reacciones, crsis de llanto donde los adolescentes manifestaban sus angustias, algunos confesaron intentos de suicidio, otros relataban sus problemas familiares y muchos expresaban la sensación de tranquilidad que los abarcaba en el momento de la práctica silenciosa. ¿Nos ocupamos de estos niños y adolescentes o sólo nos interesa aprobar y/o aplazar sus exámenes? Además de ingenieros, médicos o arquitectos, si queremos educar, nos espera una ardua tarea, nos esperan verdaderos seres humanos que puedan enfrentarse al sistema con herramientas poderosas que surgirán del conocimiento propio. La práctica del silencio es uno de los caminos.


Juan Pomponio ©




2 comentarios:

  1. Nos alegra recrearnos en este espacio de silencio. Nos recuerda el encuentro con los estudiantes de la Unet, en La Pradera. Juan creando el silencio para que yo rompiera el silencio sobre el sexo.
    Inolvidable encuentro que nos hizo luego sumergirnos en el silencio en una noche de estrellas donde se hizo la composición de un Gocho (Fernando), un Gaucho ( Juan) y un Llanero (Cruz) con el comùn denominador de Toches.

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  2. Mi querido amigo, cuánta alegría me da reencontrarte en este blog administrado por la bella Mariposa de los tiempos que ahora acompaña mis pasos en el amor. ¡Cómo olvidarme aquel bautismo Gocho, Gaucho, Llanero, con la canelita y el encuentro con aquellas estrellas en medio de una noche cubierta de catatumbos. Te dejo mi abrazo querido Toche, un beso para tu ángel de mujer y tu familia y otro abrazo para Fernando.

    Juan

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